No sólo las amenazas que surgen de la programación y el funcionamiento de un dispositivo de almacenamiento, transmisión o proceso deben ser consideradas, también hay otras circunstancias no informáticas que deben ser tomadas en cuenta. Muchas son a menudo imprevisibles o inevitables, de modo que las únicas protecciones posibles son las redundancias y la descentralización, por ejemplo mediante determinadas estructuras de redes en el caso de las comunicaciones o servidores en clúster para la disponibilidad.
Las amenazas pueden ser causadas por:
Usuarios: causa del mayor problema ligado a la seguridad de
un sistema informático. En algunos casos sus acciones causan problemas de
seguridad, si bien en la mayoría de los casos es porque tienen permisos
sobredimensionados, no se les han restringido acciones innecesarias, etc.
Programas maliciosos: programas destinados a perjudicar o a
hacer un uso ilícito de los recursos del sistema. Es instalado en el ordenador,
abriendo una puerta a intrusos o bien modificando los datos. Estos programas
pueden ser un virus informático, un gusano informático, un troyano, una bomba
lógica, un programa espía o spyware, en general conocidos como malware.
Errores de programación: la mayoría de los errores de
programación que se pueden considerar como una amenaza informática es por su
condición de poder ser usados como exploits por los crackers, aunque se dan
casos donde el mal desarrollo es, en sí mismo, una amenaza. La actualización de
parches de los sistemas operativos y aplicaciones permite evitar este tipo de
amenazas.
Intrusos: personas que consiguen acceder a los datos o
programas a los cuales no están autorizados (crackers, defacers, hackers,
script kiddie o script boy, viruxers, etc.).
Un siniestro (robo, incendio, inundación): una mala
manipulación o mala intención derivan en la pérdida del material o de los
archivos.
Personal técnico interno: técnicos de sistemas,
administradores de bases de datos, técnicos de desarrollo, etc. Los motivos que
se encuentran entre los habituales son: disputas internas, problemas laborales,
despidos, fines lucrativos, espionaje, etc.
Fallos electrónicos o lógicos de los sistemas informáticos
en general.
Catástrofes naturales: rayos, terremotos, inundaciones,
rayos cósmicos, etc.
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