Existen infinidad de modos de clasificar un ataque y cada ataque puede recibir más de una clasificación. Por ejemplo, un caso de phishing puede llegar a robar la contraseña de un usuario de una red social y con ella realizar una suplantación de la identidad para un posterior acoso, o el robo de la contraseña puede usarse simplemente para cambiar la foto del perfil y dejarlo todo en una broma (sin que deje de ser delito en ambos casos, al menos en países con legislación para el caso, como lo es España).
Amenazas por el origen: El hecho de conectar una red a un entorno externo nos da la
posibilidad de que algún atacante pueda entrar en ella y hurtar información o
alterar el funcionamiento de la red. Sin embargo el hecho de que la red no esté
conectada a un entorno externo, como Internet, no nos garantiza la seguridad de
la misma. De acuerdo con el Computer Security Institute (CSI) de San Francisco,
aproximadamente entre el 60 y 80 por ciento de los incidentes de red son
causados desde dentro de la misma. Basado en el origen del ataque podemos decir
que existen dos tipos de amenazas:
Amenazas internas: generalmente estas amenazas pueden ser
más serias que las externas, por varias razones como:
Si es por usuarios o personal técnico, conocen la red y
saben cómo es su funcionamiento, ubicación de la información, datos de interés,
etc. Además tienen algún nivel de acceso a la red por las mismas necesidades de
su trabajo, lo que les permite mínimos movimientos.
Los sistemas de prevención de intrusos o IPS, y firewalls son
mecanismos no efectivos en amenazas internas por no estar, habitualmente,
orientados al tráfico interno. Que el ataque sea interno no tiene que ser
exclusivamente por personas ajenas a la red, podría ser por vulnerabilidades
que permiten acceder a la red directamente: rosetas accesibles, redes
inalámbricas desprotegidas, equipos sin vigilancia, etc.
Amenazas externas: Son aquellas amenazas que se originan
fuera de la red. Al no tener información certera de la red, un atacante tiene
que realizar ciertos pasos para poder conocer qué es lo que hay en ella y
buscar la manera de atacarla. La ventaja que se tiene en este caso es que el
administrador de la red puede prevenir una buena parte de los ataques externos.
Amenazas por el efecto
El tipo de amenazas según el efecto que causan a quien
recibe los ataques podría clasificarse en:
Robo de información.
Destrucción de información.
Anulación del funcionamiento de los sistemas o efectos que
tiendan a ello.
Suplantación de la identidad, publicidad de datos personales
o confidenciales, cambio de información, venta de datos personales, etc.
Robo de dinero, estafas,...
Amenazas por el medio utilizado
Se pueden clasificar por el modus operandi del atacante, si
bien el efecto puede ser distinto para un mismo tipo de ataque:
Virus informático: malware que tiene por objeto alterar el
normal funcionamiento de la computadora, sin el permiso o el conocimiento del
usuario. Los virus, habitualmente, reemplazan archivos ejecutables por otros
infectados con el código de este. Los virus pueden destruir, de manera
intencionada, los datos almacenados en un computadora, aunque también existen
otros más inofensivos, que solo se caracterizan por ser molestos.
Phishing.
Ingeniería social.
Denegación de servicio.
Spoofing: de DNS, de IP, de DHCP, etc.
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